¿Cómo un licenciado en Derecho pasa a ser un escritor de relatos?
Comencé la carrera de Derecho muy joven. Me costó acabarla. Me licencié y ejercí como letrado poco tiempo. No era lo mío. Dejé la escritura de demandas y recursos por los pinceles, no se me daban mal ya desde pequeño. De vez en cuando escribía cosas para mí, una especie de diario con reflexiones acerca de la sociedad, los medios de comunicación, la revolución tecnológica, la cultura de masas, y la soledad como colofón de todo eso. Empecé a escribir relatos sin dejar de pintar. Recientemente los leí con ojos de lector y… me gustaron, me gustaron más que cuando los escribí. Hice una selección, corregí algunas cosas y me decidí a publicarlos.
¿Cómo fueron tus comienzos en esta aventura literaria que es escribir un libro?
Si la pregunta se refiere a la voluntad de publicar entonces mi aventura empezó antes de ayer. El año pasado colgué uno de mis relatos en las redes sociales, a pequeños trozos, y gustó. Antes enviaba artículos a periódicos, eran cartas al director. Me las publicaban, pero no se me pasaba por la cabeza ir a por un libro de relatos.
¿Te inspiró alguna persona o alguna situación en particular?
Me motivó a escribir la lectura de muchos libros y las ganas de inventarme historias que no encontraba en ninguno, personajes en los que poder volcar mis inquietudes, modelarlos a mi antojo para plasmar en ellos mi pensamiento crítico.
¿Qué escritor o libro te ha influido en tu trabajo como autor?
Imposible decir uno solo. Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier, La guerra del fin del mundo, de Vargas Llosa, los Cuentos de E.A. Poe, las obras de Michel Houellebecq… mi vena humorística se nutrió de las novelas de Álvaro de Laiglesia.
¿Qué es lo que te aporta la escritura?
El gusto de matar el tiempo ingeniando historias con algún sentido.