-¿Cómo describirías «Buscando el camino»?
Buscando el Camino es un libro de poesía. Pero más que eso, he intentado que sea un conjunto de reflexiones, versos y poemas donde exploro los conceptos de luces y sombras internas, y las contradicciones que todos tenemos, fruto de un proceso de introspección personal y colectiva en el que participé a principios de año y que me ayudó a entender y expresar mis sentimientos y emociones.
Es, en definitiva, un espejo donde he tratado de reflejar lo más profundo de mi alma.
-¿Por qué decidiste crear esta obra? ¿Qué factores influyeron? ¿Dónde encontrabas la inspiración?
Como afirmo en el prólogo, el libro es fruto de un proceso intenso de re-descubrimiento personal. Después de vivir, como muchos de nosotros, durante años inmerso en mí mismo, en mis miedos y rechazos y en mi auto desconfianza, a principios de este año tan difícil que nos ha tocado vivir, me sumerjo en un proceso creativo colectivo, el libro de “El Camino del artista” de Julia Cameron. Fue un intenso proceso de varios meses de duración, en los cuales intenté entenderme y quererme, ver mis luces y mis sombras, mi río y mi pozo, que empezaba a fluir lentamente.
Ese proceso transcurrió durante varias semanas en la compañía de un grupo de personas que me arropó, hasta que la pandemia nos obligó a separarnos a todos. En esos momentos, me vi en la necesidad de seguir analizándome, de permitir que la energía interna que fluía desde lo más profundo de mí se plasmara sola, lenta, con ganas y con miedo en las hojas de mi libreta.
Estas líneas no pretenden ni quieren ser nada, tan solo una reflexión, el espejo de mi cuerpo y mi alma. De lo mucho que me ha costado y me cuesta entenderme y aceptarme y de saber que la vida debe ser vivida con luces y sombras, amando a tu yo interior.
Si ello le sirve a alguien para algo, aunque sea, como a mí, para ver y saber que es mejor vivir la vida del lado de la luz y del color, bienvenido sea.
-¿Cómo piensas que afectará tu libro en sus lectores? ¿Les das algunos consejos a la hora de leerlo?
Como digo, espero que este trabajo pueda aportarle a alguien la luz, la calma y la energía que me ha aportado a mí. Que les aporte las ganas de descubrirse, quererse y aceptarse a sí mismos, con todas sus dualidades internas.
El libro se compone de versos, poemas cortos y reflexiones. No es un libro de poesía al uso, y yo aconsejo no fijarse tanto en la métrica o rima, si no en las emociones que he tratado de plasmar, las ideas, los sentimientos. Esa es la esencia del trabajo. Verlo, sentirlo, leerlo no tanto con los ojos, si no con el corazón y con el alma, pues de ahí han nacido estas palabras.
-¿Te ha resultado fácil terminarlo? ¿A qué obstáculos te has enfrentado como escritor?
Ha sido complicado terminarlo por varios factores. El primero de ellos, lógicamente, ha sido la situación difícil a que todos nos hemos visto sometidos con la pandemia. Algunos de los versos están escritos en los más duros momentos de ésta, donde la desolación, el miedo y los fantasmas internos se agarraban más que nunca y paralizaban mis manos, aunque finalmente he podido superarlos.
Otros factores a los que me he enfrentado han sido, por supuesto, las propias limitaciones. En su libro, Julia Cameron habla del “censor”, que no es más que un reflejo del “yo perfeccionista, de un crítico interiorizado, eterno y canalla, que se aloja en nuestro cerebro y no para de lanzar un constante flujo de puntualizaciones”.
Es ese miedo, que nace en primer lugar de nosotros mismos, de no sentirnos lo suficientemente buenos y valorados fundamentalmente por nuestro propio yo. Y como escritor, da igual si es de narrativa, novela, poesía o historia, los he sufrido, como todos, hasta que entiendes, como dice Cameron, que “las opiniones negativas de tu censor no son la verdad”.
No podemos dejarnos llevar por el abatimiento, por las ideas preconcebidas que tenemos de nosotros mismos e incluso de las opiniones de los demás. En su libro “Mientras escribo”, el famoso escritor Stephen King cuenta la anécdota de los primeros relatos de terror que, siendo un adolescente anónimo, enviaba a las revistas literarias de la época. Todas ellas rechazadas, por supuesto. Comentaba que “cuando tuve catorce años, el clavo de mi pared ya no aguantaba el peso de todas las notas de devolución que había ido acumulando. Así que lo sustituí por uno más largo y seguí escribiendo”.
Esa idea encierra un mensaje precioso; no dejarse vencer. Ni por los censores internos, ni por los externos. Las críticas son siempre bienvenidas, pero cuando nos ayuden a avanzar, a buscar ese camino del que hablo, a no dejarse derrotar. Ante la adversidad que todo escritor siempre ha sentido, la solución debe ser siempre esa; poner un clavo más grande, y seguir intentándolo. Creyendo en ti mismo, en tus luces y potenciales. Eso que nadie puede robarte.
-¿Tienes previsto publicar alguna otra obra relacionada con esta o cualquier otro tipo?
Estoy participando en una obra colectiva de relatos de ciencia ficción junto con otros autores, que imagino verá la luz en los próximos meses. También suelo colaborar con publicaciones relacionadas con la divulgación histórica, lo que me permite mantenerme activo en el ejercicio de la escritura, además de publicar otros poemas y relatos cortos en mis redes sociales.
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